Autor

Gaspar Melchor de Jovellanos

(Gijón, 1744 – Puerto de Vega, Navia, 1811)
Es el representante más genuino de la Ilustración española. Hombre culto, abierto, fecundo y ejemplar, siempre se caracterizó por su hondo patriotismo y gran preocupación por los distintos problemas de España, lo que le llevó a intentar reformar las instituciones y costumbres de su época. Tras estudiar filosofía y leyes, en 1767 ocupa la plaza de magistrado de la Real Audiencia de Sevilla y toma contacto con destacados ilustrados. Once años después logra el traslado a la Sala de Alcaldes de Casa y Corte en Madrid. En la capital de España ingresa en la tertulia de Campomanes, fiscal del Consejo de Castilla, quien le encomienda distintos trabajos que dan muestra de la solvencia de Jovellanos para los asuntos económicos. Plenamente integrado en la vida cultural madrileña, fue miembro de la Real Academia de la Historia (1779), de la Real Academia de San Fernando (1780) y de la Real Academia Española (1781). Tras la muerte de Carlos III su suerte cambia: es apartado de la Corte con el pretexto de un cargo en Asturias hasta que en 1797 Godoy le nombra ministro de Justicia, aunque cuatro años más tarde lo detiene y deporta a Mallorca acusado de hereje. Será liberado en 1808, tras la invasión francesa, por José Bonaparte, que le ofrece un nuevo cargo de ministro. Jovellanos, aquejado de graves problemas de salud, rechaza la oferta y se pone al lado de quienes se levantaron contra las tropas de Napoleón.

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