(Madrid, 1909 – Correllana, Asturias, 1966) Conocido como Manolito el Pollero, siempre presumió de ser uno de los pocos poetas que vivía de la pluma, en clara referencia a la pollería familiar que costeaba su generoso ritmo de vida. Amigo, entre otros muchos, de Manuel Alcántara, Antonio Mingote, Camilo José Cela y Gerardo Diego -que le comparó con el Arcipreste de Hita -escribía su obra en servilletas de papel que luego pasaba a limpio para sus recitales tabernarios en locales como el café Pombo o el Varela de Madrid, del que era asiduo. De formación francesa, escondía lecturas y cultura que transmitía a sus versos, de métrica y construcción perfectas. Camilo José Cela lo tuvo veinte días en su casa preparando la edición de su único libro, que finalmente aparecería póstumo en la colección de Papeles de Sons Armadans, Silva, grillera y cigarral de Manolito el Pollero (1966).
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