Un recorrido por ese lugar simbólico del bosque en el que se entrelazan el signo y la naturaleza de la que surgen las interrogantes del existir y de la creación misma.
Un alarde virtuoso que salta de la prosa poética al haiku, la seguidilla o el verso blanco, con homenajes a autores de cabecera y un romanticismo cotidiano donde no faltan el erotismo y el humor.
Un poemario epistolar de mujer a mujer, de cartas que surcan el Mediterráneo de orilla a orilla y conectan a cada una de estas mujeres de agua y tierra mientras otean, incansables, el horizonte.
«Somos un pueblo triste, un pueblo estático», escribió Lorca, que encuentra las raíces del cante jondo en el mundo gitano, que para él es un puente de unión entre su tierra y el atávico «Oriente impenetrable». Raúl Arias ilustra esta edición fijada por Luis Alberto de Cuenca.
Un poemario que explora con humildad y contención la misteriosa hechura del ser humano, en cuyo fondo —ahí radica la confianza profunda del poeta— habita la bondad.
Uno de los grandes poetas españoles del siglo XX regresa con un poemario perfecto en su forma y duramente crítico contra los poetas que ahora ocupan la literatura.
Los dinosaurios de la poesía de Amanda Sorokin descubren un mundo de sensaciones íntimas que se vuelven fantásticas, empeñadas en enfrentarse al exterior, a veces irónicas pero siempre auténticas.
Una antología que se erige en una propuesta comprometida con el ingenio, llena de espacios luminosos que van trazando un camino de huellas personalísimas y estimulantes.
Según su autor, poesía contra la poesía. O tal vez no, quizá todo lo contrario. Tal vez se trate de una misión de rescate, una descarga de desfibriladores, un revulsivo.