Tras una dura cogida, el matador Olivares anuncia a su apoderado que quiere retirarse para casarse con Amparo, la hija de un ganadero. Para el diestro se acabaron los ruedos, pero no así para la muerte, que de seguirle tantas tardes de lidia se ha enamorado perdidamente de su valentía. Será ella, la Muerte, quien convenza a Olivares para que vuelva a la plaza una sola vez más, la última; porque esa es la única manera de que ambos puedan vivir juntos para siempre y de que el diestro abandone la vida con una faena triunfal.