(Dublín, 1854 – París, 1900)
Fue uno de los escritores más ingeniosos y populares de su tiempo. Brillante, mordaz, incisivo, elegante, cultivó la novela, el ensayo, el teatro, la poesía y el relato breve. En 1888 publicó El príncipe feliz y otros cuentos, su primer libro de relatos, y en 1890 apareció su única novela, El retrato de Dorian Gray, donde sobrepone la calidad artística a la estricta moral de la época victoriana. Tan solo un mes después apareció la primera parte de su ensayo El crítico como artista, titulada La importancia de no hacer nada, a la que seguiría La importancia de discutirlo todo. Su larga carrera de éxitos se interrumpió en 1895, cuando fue acusado de «indecencia grave» por mantener relaciones sexuales con Lord Alfred Douglas, hijo del marqués de Queensberry, lo que le costó dos años de trabajos forzados. Al salir de prisión, arruinado económica y espiritualmente, se retiró a Francia, en donde apenas recibió el consuelo de un puñado de amigos. El tiempo lo ha confirmado como uno de los maestros indiscutibles de la Literatura.
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