Un elogio a la melancolía en el que el amor se convierte en un camino de esperanza hacia el triunfo de la muerte.
Estos poemas se fueron escribiendo bajo el presentimiento de que empezar una relación aboca a su fin. La derrota está escrita en el libro de la vida y sus páginas, incluso las más alegres, pronostican el triunfo de la muerte, lo que es compatible con celebrar la existencia en cada una de sus levitaciones. El autor, que identifica a la persona amada con la naturaleza, apuesta por la melancolía como forma de conocimiento, e intenta demostrar que el fracaso puede ser luminoso como una hoguera. Asunto que amplifica la idea heideggeriana de que somos seres para la muerte. Así, el amor se convierte en trampolín que pone a prueba las costuras de la vida. No importa sucumbir ahogados. La muerte triunfa, pero es signo de vitalidad. Y el que no esté dispuesto a sufrir será incapaz de amar.
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